El almanaque de Rojas Hermanos
apareció por primera vez en Venezuela, el año 1871 y ya cuenta con 145 años de existencia, su
editor fue Arístides Rojas, naturalista,
médico, historiador y periodista.
En la Guacara de ayer, este almanaque no faltaba en los hogares de
los guacareños, y en él se leían las efemérides, historias y el tiempo lunar;
el cual lo utilizaban los agricultores para organizar sus siembras, y en los hogares, para sembrar y podar las plantas y como cosa curiosa, las
madres parturientas escogían de allí el nombre que llevarían sus recién nacidos.
Es por ello, que nuestros abuelos
llevaban nombres de los santos y santas que se mencionaban en el almanaque, por
ejemplo: Pancracia Simona o Pancracio Simón si era varón, Tiburcio, Temístocles,
Serapio, Sinforoso, Pascorra, y el nombre de Carmen se utilizaba indistintamente
fuese varón o hembra, en fin lo que allí decía era lo que se escogía y nada
más, imposible conocer para esos años algún nombre como los usados hoy en día,
que surgen de combinaciones extrañas que hacen sus padres.
Este almanaque aún conserva su tamaño
aproximado a los 50 centímetros de ancho por igual medida de largo, conservando
su color blanco con bordes rojos, pero entró en desuso aunque algunas personas por tradición lo siguen comprando. El valor era de un real, y apenas comenzaba enero se
escuchaba a algún pregonero venderlo por la calle gritando ¡llegó el almanaque
de Rojas Hermanos!, la familia lo compraba,
y el lugar de preferencia para colocarlo era la sala de la casa y no
faltaba en cada pulpería o botica del pueblo, clavado en las paredes con
tachuelas y cuatro chapas de refrescos en cada punta.
La aparición de otro tipo de
almanaques va alejando a la gente de la compra del tradicional de Rojas
Hermanos, cuando los negocios regalan los que contienen figuras de santos,
paisajes o cualquier otra figura, y los infaltables en los talleres mecánicos,
con fotos de mujeres desnudas.
Luego aparecen los de bolsillo con
figuras religiosas, paisajes, o mujeres luciendo sus esbeltos cuerpos, llegan
los relojes digitales que causan furor por indicar la fecha en su pantalla, después
las computadoras; celulares con teclados y, últimamente, en los teléfonos
inteligentes, dónde se consulta la fecha o cualquier información con el mínimo
esfuerzo.
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