Las Pajarera
En la Guacara de ayer, es decir de aquel pueblo pequeño del
siglo pasado era común ver en los solares o patios de las casas jaulas o
pajareras como se las llamaba, construidas con malla de huecos diminutos y revoloteando en su interior diversidad de
pájaros de distintas clases y colores, emitiendo trinos que alegraban el
amanecer, quienes no contaban con las pajareras, ubicaban sobre las ramas de
árboles pequeñas jaulas con uno o dos pájaros de igual especie, hembra y macho
con el fin de cogerles cría, como canarios, pericos u otra variedad fácil de
adaptarse al encierro obligado.
Los pájaros que se mantenían en cautiverio eran traídos por
los muchachos de la casa después de atraparlos con pega que se preparaba con la
sabia de un árbol que manaba un liquido lechoso, que se mezclaba con chicle de
bomba y un delicioso caramelo llamado café con leche, comprado en las bodegas a
razón de cinco por locha, los tres de masticaban hasta lograr una bola pegajosa
que se guardaba en pequeños frascos con agua y se utilizaba por mucho tiempo.
Para agarrar los pájaros, se enrollaba la pega en varillas de alambre y se colocaban
en las barrancas del río o alrededor de pozos de agua producto de las lluvias.
Si no, se utilizaba un pájaro dentro de una pequeña jaula colocada sobre las
ramas de un árbol para que sirviera de señuelo y atraerlos para cazarlos con
trampajaula, una vez atrapados los pájaros eran alimentado con alpiste o con
frutas tropicales muy fáciles de comprar en las bodegas o pulperías.
Esta costumbre fue desapareciendo, y en la actualidad pocas
personas mantienen pájaros en cautiverio, apenas algunos conservan loros,
cacatúas y algunos periquitos como mascotas.
José Gregorio González
Julio, 22 de 2016
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